martes, 1 de marzo de 2011

Tú no fuiste una belleza de cartón



Empiezo contigo, Amparo. Una belleza podrida para inaugurar este blog que amenaza con ser indescriptible. Precauciones cero. Escribir es importante. Vivir es lo importante. Amparo, flor podrida, la mayoría de los telediarios pretenden redimirte, como si fueras una víctima. Y la verdad es que lo eres, pero como todos lo somos. Tú al menos tuviste una vida de verdad, real, apartada del pestazo a cremas hidratantes de las muñequitas de cartón piedra de los concursos de belleza. Pasto para llamas. Tú eras de carne, Amparo, de carne y hueso, real. Recuerdo los comentarios de mis hermanas cuando salías en la tele... "Con lo guapa que es y la vida que ha llevado". Cuántas veces defendí tu belleza esportillada, tu seductora voz de joven heroinómana en permanente rehabilitación. El almuerzo desnudo, Amparo, seguro que lo leíste, y yo contigo. El fuego es algo real, como la carne. Las muñecas de cartón piedra se apartan de él. Pasto para llamas, las muñecas de cartoné. Tú no lo fuiste, Amparo, moriste joven y seguramente bella. Amé siempre tu extrema normalidad.

2 comentarios:

  1. hola juan cruz:
    llego a este blog como debe ser: porque sí. Y creo que tu recuerdo de Amparo es la verdad en un campo minado de reproches y juzgados de pobres papeletas. El archivo sobre esta vida se desempolvará en un futuro cercano y será un espléndido compendio sobre eros y su fatalidad.
    Te felicito. Drástico y convincente escritor.

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