sábado, 23 de julio de 2011

Interroga que algo queda


Hace mucho tiempo que lo tengo apartado. Sobre una mesa, debajo de otros tantos libros sobre los que merece la pena escribir algo. Interrogatorios, de Dashiell Hammet, publicado por Errata naturae. Le toca a Hammet, justo después de llegar a casa con Lennox, el libro de Craig Russell que regala hoy Público y que le quiero regalar a un buen amigo amante del género. Lennox es una buena novela, aunque demasiado larga para ser negra. Algunos la colocan en la línea hereditaria de Cosecha roja, con diferencia el libro que más me gusta de Hammet, pero no me lo parace. Volvamos a Interrogatorios. Para empezar, sobra medio libro, o más de medio si se mira bien. Los interrogatorios al procesado Hammett no me parecen en absoluto interesantes. Sí eres fetichista entonces sí te gustarán. Si estás loco por Hammet sí te gustarán. Si eres un lector fantasma sí te gustarán. Si tienes calma y la mirada de los lectores viejos sí te gustarán. Basta. A mí no me gustan, pero el prólogo es otra cosa. Me encanta, tan breve y tan resolutivo. Por fin saber por qué juzgaron a Hammet, cuál es el motivo de que le persiguieron hasta la muerte. La chicha del asunto se resuelve en apenas quince interesantes páginas. Ahora tengo ganas de buscar una biografía del rojeras Hammett. Será la segunda biografía de un escritor que lea. ¿La primera? Julio Verne. Literatura, biografía y compromiso. O literatura comprometida. Yo no sé. De momento me quedo con lo anterior de lo anterior. Mucha literatura y mucha biografía, es decir, mucho compromiso al cabo. Errata naturae, con Melusina y Pepitas de calabaza, de lo mejor de lo mejor.

martes, 19 de julio de 2011

Mierda de agenda


Tantas microtareas... No puede ser bueno escribir tan rápido. Libros por doquier. Le robo a Isa algunos títulos. Otros tantos me devuelve mi carnal. El Moli me sugiere algunos que sería conveniente reeditar. Otros los acabo de comprar en Madrid y otros me los han prestado para preparar los exámenes de antropología. También retiro algunos del expurgo de la Biblioteca Provincial. Estos últimos formarán parte en un futuro de otra biblioteca muy distinta, la "Francisco Olaya" de la CNT de Jaén. Libros preparados para hincarle una reseña y otros recién recomendados, anotados en la agenda de futuros que barrunta mi camino. Libros como panes y como peces.

Pero entre tanto libro, dónde la literatura. En qué lugar oculto, en que rincón bendito fuera de este leer ocioso, se guarece el animal salvaje del que os estoy hablando. Mil veces me he dicho que no hay diferencia entre escritura y lectura, o que la literatura bebe de ambos... Pero cómo puede alzar la cabeza el texto literario si no se le acaba concediendo espacio, si todo lo ocupa esa agenda imperdonable, repleta de arriba a abajo de las más insorportables tareas pseudoliterarias... Mierda de agenda.

Recuerdo perfectamente el tiempo donde la literatura se lo comía todo, hasta la lectura entera, también el amor. Era como estar ahogado, felizmente con el agua al cuello, hundido en la imaginación, narcotizado. Sé cómo llegar a ese sitio porque no he perdido el mapa. Se trata de no temer a equivocarse. Se trata de perder el miedo y de aprovechar el tiempo, de trabajar duro y de hacerle un hueco a la intuición.

lunes, 11 de julio de 2011

Memorias de un europeo

Bernardo me chivó que en la Feria del libro antiguo y de ocasión, celebrada hace unos meses en Jaén, había una caseta que vendía libros de Acantilado a 10 euros. No seamos maniqueos... Chivar, ese denostado verbo, es bueno a veces, aunque pocas... Tuve la suerte de comprarme al fin El mundo de ayer, las memorias de Stefan Zweig. Un libro que leo despacio, muy despacio, y del que subrayo párrafos enteros. Sí, subrayar, ese a medias denostado verbo, es bueno a veces, casi todas. Dice Zweig:


Nosotros, unos jóvenes completamente inmersos en nuestras ambiciones literarias, reparábamos poco en los peligrosos cambios que se producían en nuestra patria: tan sólo teníamos ojos para libros y cuadros. No mostrábamos ni el más remoto interés por los problemas políticos y sociales: ¿qué significaba para nuestras vidas aquellas trifulcas a gritos? La ciudad hervía durante las elecciones y nosotros íbamos a la biblioteca. Las masas se levantaban y nosotros escribíamos versos y discutíamos de poesía. No veíamos las señales de fuego en la pared; sentados a la mesa como antaño el rey Baltasar, saboreábamos, despreocupados y sin temer al fututo, los esquisitos manjares del arte. Y tan sólo varias décadas más tarde, cuando las paredes y el techo se desplomaron sobre nuestras cabezas, reconocimos que los fundamentos habían quedado socabados ya hacía tiempo y que, con el nuevo siglo, simultáneamente había empezado en Europa el ocaso de la libertad individual.

jueves, 7 de julio de 2011

Nosotros


Me gustan las distopías. A mis amigos también, aunque algunos las odian. Uno de los que no, de los que no las odian, digo, me acaba de pasar Nosotros, de Yevgeni Zamiatin. Se trata de una vieja edición cuya portada no se encuentra en internet. Por más que busque no aparece. Da igual, todavía no he leído el libro y no sé si merecerá la pena echarle tiempo. Tenemos en mente tantos proyectos utópicos... Las utopías hechas carne, como el llamado socialismo real, se convirtieron a la postre en distópicos paisajes para otros tantos: Zamiatin, por ejemplo. Desde aquí le seguiré la pista.

viernes, 1 de julio de 2011

La autobiografía apesta



Ethan manda en en slam jaenero. Me obliga a leer un cuento que casi nadie entiende. Un relato del 50 que se llama Maquillaje. A mí me gusta, aunque no es exactamente un cuento. Habla de nosotros mismos. Dice Tal vez con estos diarios esté construyendo la gran mentira con la que cada uno de nosotros necesitamos convivir. Porque asusta la lucidez, o eso dicen, y es necesario convivir con la ficción si uno no quiere volarse la tapa de los sesos a las primeras de cambio. Y luego sigue Porque hay algo en nuestra condición que asusta por terrible y ese algo tal vez tenga que ver con la memoria. La memoria del dolor tapiada por un mar de falsedad y traiciones. Al fin y al cabo, hablar de la mentira significa hablar de nosotros mismos. Para acabar con Después de todo, en eso se resume todo. Os hablo del valor que tiramos como un trasto a la basura, para pasar por esta vida como buenos hijos de la mediocridad. Ahí lo tienes, Ethan, autobiografía, aunque huela a cieno.

Recuerdo perfectamente que ese relato salió de una noche en la que la habitación parecía estar llena de arañas. Y yo en el centro... El abismo tiene banda sonora. Desde luego, la mía es la que suena: I wanna be your dog, de Iggy Pop. Un tema para echar a rodar el ovillo de la decepción y la pena más honda que jamás me morderá las tripas. Autobiografía... Peste a mermelada de posmodernidad. Niñatos echándose fotos en el tuenti de los cojones. Ahora no toca. Ese tema despliega un arsenal de imágenes: lluvia en los cristales, la piel quebrada y arañas correteando por las paredes, anfetaminas con las que burlar el ojo del cancerbero. Autoexigencia como sinónimo de autodestrucción. Otear en las fauces del recuerdo nunca gusta a nadie. Entre los dientes del pasado encuentras restos de carne, hedor a espanto.

Lo digo en Maquillaje: la autobiografía apesta, sí, pero cuesta tanto dejarse atrás...