El espejo te fractura. No es él el que se rompe, sino tú, el vidrio de tus ojos. Pasa el tiempo. Sientes la piel aspera, a veces roca, a veces lengua. Alguien te ha dicho que pareces un gato. No sabes qué demonios quiere decir con eso. Imaginas, siempre imaginas: un tipo parecido a ti se arroja desde el tejado de una iglesia y cae de pie. Escucha una canción. Dice no nostalgia, no sentiment; podría ser la canción de la semana del guardián del faro. Quisieras imitarle. Te alumbra la soberbia terquedad de los fanáticos. Eres un drogadicto. Ignoras el principio activo de tu vida en llamas.
viernes, 10 de febrero de 2012
Eres un drogadicto
El espejo te fractura. No es él el que se rompe, sino tú, el vidrio de tus ojos. Pasa el tiempo. Sientes la piel aspera, a veces roca, a veces lengua. Alguien te ha dicho que pareces un gato. No sabes qué demonios quiere decir con eso. Imaginas, siempre imaginas: un tipo parecido a ti se arroja desde el tejado de una iglesia y cae de pie. Escucha una canción. Dice no nostalgia, no sentiment; podría ser la canción de la semana del guardián del faro. Quisieras imitarle. Te alumbra la soberbia terquedad de los fanáticos. Eres un drogadicto. Ignoras el principio activo de tu vida en llamas.
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a veces roca, a veces lengua
ResponderEliminarSugerentes tus apuntes, Juan.
ResponderEliminarRoque
Bueno, pues acabo de descubrir a un músico interesante, claro. Ahora me intriga ese principio activo que todos debemos tener.
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