jueves, 18 de octubre de 2012

Orwell no tenía un pavo

Repaso algunos subrayados y notas al margen que apunté mientras leía Vagabundo en París y Londres, de George Orwell. Algunas de esas notas hacen mención a la relación entre literatura y supervivencia. No sé si fue la literatura lo que mantuvo en pie al escritor inglés durante el tiempo que pasó en París, prácticamente solo y sin un duro, condenado a pagar el alquiler de una pequeña habitación llena de chinches empeñando sus pocas pertenencias; pero en aquel momento, cuando la soledad y el hambre parecían haberle rodeado, no fue la literatura la que le sacó del agujero, sino un miserable trabajo de fregaplatos en un hotel de la capital francesa.

Esta es la parte más rica del libro; me refiero a los capítulos en los que describe el micromundo de la hostelería parisina de la época. Una descripción densa en toda regla que podemos leer en clave etnohistórica y que sobrepasa el interés literario; algo que resulta especialmente interesante, pues nos permite establecer puentes entre lecturas en apariencia tan dispares como Antropología de la pobreza, de Oscar Lewis, y el libro del que nos ocupamos ahora.

Hablamos, por tanto, de una suerte de etnografía -se diría que felizmente impostada- que parece formar parte de un ensayo mucho más amplio, aunque apenas pergeñado, sobre la vida del proletariado industrial de las grandes capitales europeas durante el periodo de entreguerras. En ese sentido, nos encontramos ante un libro que, a pesar de ser considerado menor en la carrera literaria de George Orwell, anticipa los argumentos que posteriormente preñarían toda la obra de los autores del movimiento Angry Young Men (Sillitoe, Wain, Kops y Amis, entre otros), cuya novelística -ya en los años 50 y 60- se enraíza con los primeros pasos de la sociología crítica y la antropología urbana, disciplinas que desde un primer momento manejaron las categorías analíticas inducidas por el neomarxismo, tan influenciado por las tradiciones disidentes al estalinismo de las que era seguidor el escritor inglés.

1 comentario:

  1. El género "sin un pavo" (valga la broma) ha dado grandes obras. En una línea distinta me divertí mucho hace tiempo con las historias de Henry Miller i de Bukowsky, que también sirven para conocer los mundos ocultos de los trabajos mal pagados y mal valorados. Sin duda Orwell parece tener una gran capacidad para el retrato sociológico (o etnográfico), como también demustra en su trabajo sobre la querra española.

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