Llevo varios días empaquetando, apuntando direcciones y yendo a correos. Apenas han pasado un par de semanas desde que llegaron los ejemplares de Negra flama a casa, y ya hay una caja casi vacía.
Algunos poetas, como Jorge Maíz o José Ramón Otero, han querido intercambiar ejemplares, y sabemos que hay más poetas o autores que desean conseguir la antología así. Nos parece perfecto. En unos meses la distribuidora del Ateneo Libertario venderá títulos poco accesibles a los lectores jiennenses.
Es muy divertido esto de empaquetar libros. Es un trabajo manual que relaja, quita el estrés y favorece la concentración. Espero que el ritmo de envíos se mantenga así, porque sería muy buena seña. Y eso que todavía no hemos empezado a enviar la antología a librerías afines.
Que siga el baile.
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