sábado, 3 de agosto de 2013

Pespunteando personajes (II)



Aquí está el personaje. Lleva pantalones vaqueros y una camiseta blanca. Vive en un poblado de caravanas. Está solo y tiene un perro sin nombre. Trabaja descargando camiones de ganado y lee novelas de Julio Verne. En la noche, cuando se escuchan los grillos, nuestro personaje sale de su caravana, se sienta en un viejo sillón y fuma a la luz de una bombilla de escasa potencia. De vez en cuando, toca la guitarra; melodías tristes que aprendió de joven. A lo lejos se divisa una autopista. Detrás, el mar. El personaje ha encontrado su sitio. Un lugar construido sobre el silencio. No piensa en el futuro. Ya superó el pasado. Solo habita en un presente áspero y ancho, como un erial. El personaje ha de contemplarse desde la distancia. Es imposible leerlo cerca. Hay que dejarlo en paz. A ciencia cierta, sería un personaje incapaz de soportar un libro. No querría que escribieran de él. Tú quieres mantenerlo lejos. Le has visto. Quisieras invitarle a compartir una botella de bourbon, aunque no te guste. Sí, claro que le has visto. Escuchaste aquella melodía en sueños.

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