sábado, 9 de abril de 2016

El nombre de los hombres: Las citas (3 de 4)

Celso Emilio Ferreiro

Esa palabra existe 
y tenemos que buscarla sin descanso

Celso Emilio FERREIRO

i

Yo nací el año en que murió él. Me refiero al poeta Celso Emilio Ferreiro.

ii

Yo no le conocía de nada. Pero un día, poco antes de salir de la Biblioteca Provincial de Jaén, vi un par de libros sobre una pequeña mesa. Estaban disponibles por expurgo. Uno de ellos, Poetas gallegos de posguerra, una antología de Basilio Posada, reunía unos cuantos poemas de este magnífico poeta, al que ligeramente empecé a conocer entonces. Me llevé el libro a casa.

iii

Sé que es imposible conocer a un hombre por lo que escribe. Yo no lo pretendo. Pero realmente quise levantar un libro sobre esa precisa cita. Entonces tomó forma algo que, acaso unos meses antes, solo pude intuir. El libro, El nombre de los hombres, se prefiguró de súbito. Supe que tenía que escribir ese poemario. Y esa misma noche, un sueño, un par de imágenes... La de la palmera en llamas. Y la otra. La que no se nombra.

iv

Esa palabra existe, claro, y tenemos que buscarla sin descanso.Una palabra para nombrar de nuevo al hombre. Una palabra, que transite la utopía, y acaso jamás sea precisa. Dice Riechmann que dice Gelman que la palabra justa pertenece al reino de la muerte. Pero sé por qué lo dice. La cita pertenece al ensayo El siglo de la gran prueba; la encontramos en la página 16.

v

Y qué será de todos aquellos poetas secretos, grandes poetas, anchos y hondos, tragados por la historia de la literatura a secas. Qué será de nosotros, aquellos que los leímos con los ojos como platos y la lengua desgarrada, con envidia y fascinación. Desapareceremos sin dejar rastro, con nuestras voces sepultadas en la arena de la noche equinoccial, felices de una forma extraña. 

lunes, 4 de abril de 2016

Los libros que me sostienen


A Isabel Bono

Hay un poema de Roberto Bolaño donde habla de los libros de su biblioteca y acaba diciendo algo así como que espera que sus libros protejan a su hijo Lautaro. Que los libros nos protejan...

Cuando las cosas vienen mal dadas, es difícil encontrar aliento, sobre todo si por azares de la vida se tiene a la gente que se quiere lejos. Eso es lo que me ha pasado a mí, una pequeña mala racha. Pero esta mañana, al ir a la oficina de correos a enviar unos cuantos paquetes de Piedra Papel Libros, la cartera me ha entregado tres sobres que me iba a dejar en casa esta misma mañana. Los tres paquetes están llenos de libros. Dos de ellos son de poetas amigos, que me mandan a casa lo último que han publicado (ambos con dedicatorias afectuosas). El otro es un paquete de la editorial Baile del Sol, con libros que compré hace algo más de una semana, y donde la buena gente de esa casa incluye siempre algún título más de regalo.

Los libros me gustan y me alimentan. Ahora mismo, me sacan del estado de estupefacción en que se queda uno tras recibir varias noticias malas. De todas formas, ahí están los libros y detrás los amigos, la gente que nos quiere y a la que amamos de una forma extraña; una forma limpia y al mismo tiempo descuidada. Como decía al principio, no recuerdo cuál era el poema de Bolaño, pero entiendo lo que decía cuando le encargaba a su biblioteca que protegiera a su hijo Lautarito. Los libros cuidan de nosotros.